Articulo Anterior: Yo, Cthulhu (2ª Parte)
(Los Profesores Armitage y Wilmarth estan convencidos de que en este punto, no menos de tres páginas han desaparecido del manuscrito, citando el texto y su longitud. Yo estoy de acuerdo.)
Las estrellas cambiaron, Whateley.
Imagina tu cuerpo separado de tu cabeza, convirtiéndose en un montón de carne sobre un trozo de mármol helado, parpadeando y ahogándose. Así es como fue. La fiesta se había acabado.
Acabó con nosotros.
Por eso esperamos aquí abajo.
¿Terrible, eh?
En absoluto. No me asusta. Puedo esperar.
Estoy aquí sentado, muerto y soñando, mirando a los imperios de hormiguitas de los humanos alzarse y caer, construirse y derrumbarse.
Un día – quizá mañana, quizá en más mañanas de los que tu débil mente pueda concebir –las estrellas se alinearán en los cielos, y la hora de la destrucción habrá llegado: Surgiré de las profundidades y dominaré el mundo una vez más.
Disturbios y fiestas, comida sanguinolenta e inmundicia, tinieblas eternas y pesadillas y gritos de los muertos y de los no-muertos y el canto de los creyentes.
¿Y después?
Dejaré este plano, cuando este mundo sea un frío trozo de carbón orbitando alrededor de un sol sin luz. Volveré a mi sitio, donde la sangre gotea nocturnamente desde la cara de una luna que se abulta como el ojo de un marinero ahogado, y estivaré.
Entonces me aparearé, y al final sentiré un batir dentro de mí, y sentiré a mi pequeño comiendo y haciéndose camino hacia la luz.
Um.
¿Estás escribiendo todo esto, Whateley?
Perfecto.
Bien, eso es todo. El fin. Narración concluída.
¿Adivinas qué vamos a hacer ahora? Exacto.
Vamos a darle de comer al shoggoth.
© Neil Gaiman 1986 "I, Cthulhu" (Cuento Original)
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